El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, defendió este miércoles ante el Tribunal Supremo su inocencia en el proceso abierto contra él por la presunta revelación de secretos en relación con el empresario Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Durante su declaración, García Ortiz reiteró que nunca facilitó a ningún medio el correo electrónico que centra la acusación, y que su única intención fue ofrecer “una respuesta institucional” a lo que considera una campaña de difamación contra la Fiscalía.
“¿Ha hecho llegar el correo del 2 de febrero de 2024?”, le preguntó la fiscal del caso, María Ángeles Sánchez Conde. “No lo he hecho llegar”, respondió tajante. “¿Se ratifica?”, insistió la representante del Ministerio Público. “Sí, me ratifico”, contestó el acusado. El fiscal general se enfrenta a una posible condena de seis años de prisión, doce de inhabilitación y una multa superior a los 400.000 euros.
Al finalizar su testimonio, García Ortiz compartió una frase que, según contó, le dijo un ciudadano ajeno a la causa —“un dentista”, precisó con cierta ironía— y que considera que refleja su situación: “La verdad no se filtra, la verdad se defiende”. Una sentencia que repitió en varias ocasiones, subrayando su convicción de que no cometió irregularidad alguna.
La filtración en cuestión
El correo electrónico al que alude el caso fue enviado el 2 de febrero por la defensa de González Amador a la Fiscalía. En él, el empresario ofrecía reconocer dos delitos fiscales a cambio de llegar a un acuerdo que le permitiera evitar la cárcel. Según la investigación judicial, García Ortiz habría hecho llegar ese documento a la cadena SER el 13 de marzo, la noche anterior a la nota oficial emitida por la Fiscalía.
El fiscal general negó con firmeza esa versión. Explicó que no respondió ni atendió la llamada que le hizo el periodista Miguel Ángel Campos, a quien supuestamente habría filtrado el correo. “No soy consciente de esa llamada”, dijo, recordando que los informes de la Guardia Civil confirman que no la atendió. “Desde que soy fiscal general no contesto llamadas, porque me volvería loco. Y menos esa noche”, zanjó.
Una cronología bajo la lupa
Durante una declaración de más de hora y media, García Ortiz reconstruyó con detalle los acontecimientos previos y posteriores al 13 de marzo. Según su relato, todo comenzó el 7 de marzo, cuando un periodista advirtió a su jefa de prensa de que existía una investigación relacionada con la Comunidad de Madrid. A partir de entonces, explicó, trató de verificar la información y coordinar la respuesta institucional.
El detonante, afirmó, fue la publicación de una noticia en El Mundo a las 21:29 horas del 13 de marzo, en la que se aseguraba que la Fiscalía había ofrecido un pacto a González Amador y que ese acuerdo se habría frenado “por órdenes de arriba”. “Eso es una insidia, una calumnia”, denunció. “Nadie ha ordenado retirar lo que no se ha ofrecido. No hubo órdenes de ningún tipo”.
Con esa premisa, sostuvo, su prioridad aquella noche fue aclarar lo ocurrido y emitir una respuesta oficial que protegiera la credibilidad del Ministerio Público. “Este y no otro fue el espíritu de la nota de prensa”, aseguró. “No se trataba de perjudicar al señor González Amador ni a nadie, sino de defender la independencia y el trabajo de los fiscales”.
La elaboración del comunicado
García Ortiz explicó que, como máximo responsable del Ministerio Público, asumió personalmente la redacción de la nota de prensa junto a su equipo más próximo, al que se refirió como “el equipo de Fortuny, o como quieran llamarlo”. El objetivo, dijo, era “poner en valor el rigor y la profesionalidad” de los fiscales implicados y “aclarar los hechos frente a informaciones falsas”.
Según relató, en un primer momento se debatió si incluir en el comunicado los correos electrónicos intercambiados entre el abogado de González Amador, Carlos Neira, y el fiscal del caso, Julián Salto. Finalmente, se decidió incorporarlos porque, según insistió, “ya habían sido revelados a la opinión pública” por diversos medios entre la tarde del 13 y la mañana del 14 de marzo. “Sin esos correos, la nota quedaba coja”, argumentó.
El fiscal general hizo hincapié además en que se tuvo especial cuidado en el tratamiento de los datos personales. Indicó que la primera versión del texto mencionaba que González Amador era “la pareja sentimental” de la presidenta madrileña, pero que esa expresión se eliminó para sustituirla por su nombre completo. También se descartó adjuntar el documento de ocho páginas con el acuerdo propuesto por su defensa. “Cualquier dato referente al señor González Amador ha sido tratado con exquisitez”, remarcó.
Tensiones internas en la Fiscalía
García Ortiz aprovechó su intervención para señalar las discrepancias internas que se produjeron en torno a la difusión del comunicado. Según su versión, la entonces fiscal superior de Madrid, Almudena Lastra, consideró “ridículo” publicar una nota de prensa con información que, a su juicio, ya había sido divulgada por la prensa.
Aunque evitó atribuir esa oposición a motivos personales, sí apuntó que Lastra mantiene “cierta acritud” hacia la actual dirección de la Fiscalía General. “No hubo ninguna duda sobre cómo debía actuarse”, afirmó. “El comunicado era necesario y legítimo”.
“Frente a una calumnia”
El fiscal general cerró su declaración insistiendo en que nunca tuvo la intención de perjudicar a González Amador ni de influir en su causa judicial. Reiteró que su única motivación fue responder, “desde la institucionalidad”, a una noticia que ponía en cuestión la independencia del Ministerio Público.
“Mi obsesión aquella noche fue entender qué había pasado y dar una respuesta institucional a una calumnia”, concluyó. “La verdad no se filtra, se defiende”.